viernes, enero 08, 2010

Todavía soy tu amigo

En realidad detesto no tener ganas de dormir. Odio esta sensación que tengo cuando me quedan pocos días para volver a Madrid; es como sentir que me estoy perdiendo algo y no sé el qué. Ahora, de repente, me apetece ir hasta San Diego con B., ponerme una falda de pana verde, morder trebinas y dejarme crecer las cejas. Probablemente sea culpa del último episodio de Mujeres Desesperadas, pero uno no puede evitar pensar en lo distinto que hubiese sido todo. Y claro que sé lo que quiero, pero eso no significa que sea políticamente correcto.